trabajos de lengua
La palabra mitología se utiliza habitualmente para describir los sistemas religiosos de mundos antiguos o de civilizaciones primeras, alejadas en el espacio o en el tiempo con nuestra sociedad actual. Digamos pues que son religiones antiguas, ritos ancestrales, creencias alejadas de las actuales que sólo pueden llegar a conocerse más concretamente a través de relatos míticos que han llegado hasta nuestros días.
Júpiter se convirtió en el más grande de los dioses del Olimpo: Dios de la luz, Jupiter mantenía la orden entre los dioses y los hombres, e intervenía y juzgaba sus conflictos. Sus decisiones eran justas y equilibradas: No concedía favores a nadie.
Júpiter era un dios muy poderoso, cuya voluntad fue limitada solamente por las detenciones del destino. Sus atributos ordinarios son el cetro, el águila y el rayo.
Su madre, Rea, se lo confió a la guardia de cabra Amaltea, porque su padre, Saturno, devoraba a los niños. Al hacerse grande, Júpiter destronó a Saturno y compartió el mundo con sus hermanos, Plutón y Neptuno. Júpiter buscó a su hermana gemela Juno en Creta, donde la cortejó, primero sin éxito, aunque finalmente ella sintió lastima de él cuando él adoptó el disfraz de cuco mojado, y se casaron.
Júpiter tuvo muchas aventuras amorosas y fue el padre de numerosos dioses, semidioses, ninfas, héroes y reyes. Júpiter se convirtió en tan insoportable, que otros dioses organizaron una rebelión contra él. Júpiter castigó a Apolo y a Neptuno enviándolos a edificar Troya en la tierra.
El unicornio, mitologia
El unicornio, animal mitológico, fabuloso, indomable y noble, símbolo de pureza y fuerza e icono desde la edad media de versos y poemas de los más grandes amores que, entre leyendas, magias y sortilegios, transformaron su primigenio sentido místico y hasta su aspecto, trastocando a la antigua bestia, esquiva, salvaje y capaz de traspasar a tres elefantes a la vez con su poderoso cuerno, en un ser dócil y amoroso, más dispuesto a posar con su majestuoso porte en escenarios oníricos para ser inmortalizado en tapices y grabados, único modo, por cierto, de satisfacer los deseos de posesión de nobles y monarcas que, durante siglos, persiguieron a este mítico ser en pos de la supuesta magia y del inconmensurable poder que atesoraba en su legendaria asta.
La palabra Unicornio proviene del latín “Unus” (Uno) y “Cornus” (Cuerno), y su origen en la cultura occidental se basa en antiguos relatos que se remonta a las civilizaciones griega y romana de la antigüedad, pero en otras culturas, las menciones a seres análogos al unicornio se pierden en la noche de los tiempos.
Los unicornios en la historia
Para los griegos, entre otros, los unicornios eran animales totalmente reales. Ctesias, físico e historiados que vivió allá por el siglo IV a. de C. nos relata su primera descripción en la que un unicornio era un ser de pasos ágiles, con cuerpo más similar al de un asno salvaje que al de un caballo, pero de color blanco, rojo y negro, y un cuerno en la frente de un cúbito y medio de largo (72 cm). Según Ctesias, y posiblemente el origen de los poderes mágicos del cuerno de unicornio, beber en copas hechas y con forma de cuerno de unicornio podía evitar los envenenamientos.
También el historiador romano Plinio el Viejo, que estaba el hombre a la que caía, nos ofrece algún detalle sobre el unicornio. Según su descripción, el unicornio era una criatura con cuerpo de caballo, cabeza de venado, patas de elefante, cola de jabalí y un único cuerno negro, esta vez de dos cúbitos de largo (96cm). A parte, añade la peculiaridad de que emitía un profundo rugido.
Con el paso del tiempo, a la figura del unicornio se le van añadiendo características y peculiaridades. Encontramos, por ejemplo, en un bestiario atribuido a Fisiologus, como embellece la descripción con una alegoría, explicando el simbolismo de la criatura.
Los unicornios, aseguraba, pueden ser capturados tan sólo por una doncella virgen. Según Fisiologus, el animal, en cuanto ve a una virgen, apoya su cabeza sobre el regazo de la joven y se queda profundamente dormido, una imagen que representa la encarnación de Cristo. La inclusión del unicornio en el arte medieval religioso se basa en esta interpretación.
Ya en tiempos más modernos, a partir del siglo XV, los unicornios se convierten en un símbolo muy popular en la heráldica. Quizás el más famoso ejemplo sea el escudo de armas real del Reino Unido, que muestra al león y al unicornio como compañeros, representando el primero a Inglaterra y el segundo a Escocia, quizás expresando la unión de los opuestos.
Durante la edad media, los poetas y compositores franceses reinterpretan o más bien reinventan al unicornio como un símbolo de amor en la corte, donde el amante es atraído por su dama tanto como el unicornio es atraído por la doncella. Hoy en día se conservan varios tapices medievales que entrelazan los temas cortesanos y religiosos conectados con el unicornio.
Los unicornios en otras culturas
En China, el unicornio cuenta con una extensa y venerable tradición que durante más de cuatro mil años ha sido un potente símbolo en la mitología de aquel país.
Ch´i lin, que es el nombre que allí recibe, es una criatura fabulosa con cuerpo de antílope, cola de buey y un enorme cuerno de 3.6 metros de largo. Todo su cuerpo irradia exquisitos colores y su voz es equiparable a miles de carillones. Ch´i lin camina tan delicadamente que sus pezuñas no provocan ningún ruido y es una criatura de gran poder y sabiduría, signo de buena fortuna e indica el nacimiento a veces, otras la muerte, de un gran líder.
Entre las numerosas leyendas en las que aparece Ch´i lin, existe una que cuenta como el viejo soberano Fu Hsi (2852-2738 a. de C.) rezaba por encontrar la forma de registrar sus pensamientos y preservarlos para generaciones futuras. Entonces un día, mientras se encontraba sentado en las orillas del río Amarillo, se le apareció Ch´i lin mostrando sobre su lomo una serie de signos mágicos que inspiraron a Fu Hsi a inventar los ocho trigramas que conforman la base de la caligrafía china.
Una leyenda curiosa, aunque la más famosa sin duda es la que tiene que ver con Confucio. Durante su peregrinaje hacia un santuario para rogar por el nacimiento de un hijo, la que posteriormente se convertiría en madre del filósofo presenció la aparición de Ch´i lin, que arrojó un diminuto trozo de jade a la mano de la mujer y profetizó el nacimiento de un “rey sin trono”. Y, en efecto, a pesar de que Confucio jamás fue emperador, ejerció más influencia sobre la cultura china que cualquier monarca. A los setenta años de edad mientras escribía sus Anales de primavera y otoño, Confucio se enteró de que una bestia había sido asesinada por cazadores. Inmediatamente reconoció que la criatura era Ch´i lin y se puso a llorar. La última anotación de los Anales se refiere a la muerte del unicornio, después de la cual el sabio abandonó la escritura para siempre.
Representación de Ch´i lin, en el templo de Confucio de la ciudad China de Tainan.
En Japón, el unicornio recibe el nombre de Kirin o Sin-you. El Kirin es amable y solitario, muy similar a Ch´i lin chino. El Sin-you, en cambio, es poderoso y valiente y muestra unos nervios prominentes, como si se tratase de un león, y luce una melena espesa y ondulante de color pardo rojizo.
Según la leyenda, cuando el sabio Kau You presidía la corte, era capaz de dictar sentencia sin esfuerzo sobre cuestiones de culpabilidad e inocencia de delitos menores. Pero cuando el delito en cuestión tenía que ver con una muerte, solía invocar a Sin-you para que le guiara. Si la persona acusada era culpable, Sin-you fijaba sus ojos sobre ella y le clavaba el cuerno en el corazón.
En Vietnam también podemos encontrar muchas y variadas leyendas sobre el origen de los unicornios. Según el folclore, el unicornio hizo su primera aparición en la Tierra durante la dinastía Duong (600 d. de C.). Para celebrar la victoria militar que aseguró el control de las Tierras Altas Centrales, el emperador Duong Cao To estableció la danza anual del unicornio como celebración de la paz. Al igual que otros unicornios orientales, el vietnamita simboliza la felicidad, la riqueza y la prosperidad. Durante la fiesta de Tet (Año nuevo), todavía continúan celebrándose las danzas del unicornio.
Existen otras muchas referencias a los unicornios, por ejemplo, los sellos con unicornios de la civilización del Valle Hindú. Los primeros objetos encontrados en Harappa y Mohenjo-Daro fueron pequeños sellos con dibujos de animales, entre los que se incluía el unicornio, y que estaban marcados con la escritura hindú. Estos sellos datan del 2500 A.de C.
El sello del unicornio fue encontrado en Mohenjo-Daro, mide 29 milímetros en cada lado y está hecho de esteatita. La ‘Esteatita’ es una piedra fácil de grabar, y se endurece mucho tras ser calentada. En el extremo superior hay un pictograma escrito en Hindú que todavía no pudo ser descifrado, ya que se trata de uno de los primeros sistemas de escritura de la historia.
El unicornio y la magia
El cuerno del unicornio es el recipiente de su magia y de sus pensamientos y experiencias. Del mismo modo, en él se encuentra un extraño sentido, similar a lo que nosotros llamaríamos “sexto sentido”, o una poderosa intuición, que le lleva a brillar ante el peligro. Además, hay animales que lo presentan más liso o con rugosas espirales. Si tiene las espirales muy marcadas, es un animal viejo, que ha acumulado gran cantidad de conocimientos, vida, sensaciones. Si el cuerno está liso, casi intacto, es un unicornio recién nacido o con pocos días. En realidad en esto no es muy distinto de nosotras, las personas, que también con el paso de los años las huellas de lo vivido se dejan ver en nuestro rostro como pequeñas arrugas…
Al cuerno también se le supone poderes curativos o venenosos según la intención con que se use. También había leyendas que decían que si se le cortaba el cuerno a un animal vivo, de este nunca dejarían de brotar alimentos y riquezas sin fin. Eso sí, casi todas las historias también coinciden en que arrancarle el cuerno supondrá la muerte irremediable del unicornio…